Dieciséis
y un par de días. Rap como forma de vida y desahogo.
Cuando
tú los cumpliste, lo pasamos juntos. Estuvimos juntos desde muy temprano pero,
no gran rato por la tarde por tu madre.
Ahora,
tenemos la misma edad, el año pasado, en estos días, te chinchaba por tener la
misma edad durante unos meses.
Me
querías.
Hoy,
me he cruzado varias veces contigo en el colegio; en el recreo, te quedaste
sujetando una puerta en la que yo iba detrás con una amiga. Más seria sé que no
podía estar cuando ni siquiera te miré. Aprendo de ti.
Me
pregunto si ahora mismo tienes las mismas ganas de escribirme como yo de besar
de nuevo tus labios mientras acaricio tu pelo.
Estoy
en una etapa bastante complicada, no me encuentro bien ni conmigo misma, solo
soy capaz de relajarme cuando paseo por el camino a casa con mi "amor
imposible", cuando escucho música, leo o hago deporte a lo bestia para no
pensar en nada.
No
soy luchadora, no soy nada, ¿sabes?
Duele
ver como vuelven tantos pero tú no. Duele ver como te rondan mientras tú te
hundes.
Estos
son mis dieciséis, mientras tú los disfrutabas y disfrutas, yo los maldigo, me
están quitando todo lo que quiero.
Llegará
un momento en el que ni quiera llorar, sólo escribir y empezar a rapear.
Ha
pasado tiempo desde que te fuiste. Ha pasado tiempo desde que me podría haber
recuperado.
Ha
pasado tanto en tan poco.
Ha
pasado demasiado por mi mente en un solo rato.
Han
pasado tantos cambios por tus rasgos.
Has
pasado. He quebrado. Te marchas y aquí me quedo yo. Por ti.
Quizás
también por mí. Por los dos.
Quizás
todavía no quiera terminar de creer que nos estamos perdiendo.
Porque,
para perderme, solo te hará falta tiempo.
Quizás
no tanto, quizás sí.
Las
cartas están escritas, las letras están en tinta a mi puño y letra y con alguna
que otra lágrima escapada.
Querido
Nadie, así empezará la siguiente.